Historias que dan sentido a mi profesión

Sé que cuando te gusta tu trabajo, el consumidor lo nota, y es bueno que lo perciba así, porque eso significa que has superado sus expectativas.

Hoy quiero compartir contigo una historia real que después de ocho meses entre preparativos y estado de alarma, hemos completado esta semana en notaria y que me crea un sentimiento de satisfacción personal.

En septiembre de 2019 nos contacta Verónica con la intención de que informarse, lo que tenía que hacer para vender la casa de sus padres, ante el inicio de una enfermedad degenerativa que sufre su madre, y la necesidad de tenerlos más cerca de ella para prestarles un cuidado de mayor calidad; Sus padres viven en una casa grande con escaleras y bastante alejada de donde vive Verónica.

Experiencia

Desde nuestra experiencia le indicamos que, ante la falta de lucidez en algunos momentos de su madre, lo recomendable es que su madre le otorgue un poder para vender la casa, para evitar que, ante un empeoramiento de sus facultades mentales en futuro cercano, se tenga que solicitar autorización judicial para poder vender la casa.

En 45 días encontramos a Alonso que desea comprar la casa. Tras realizar varios trámites previos, al tratarte de una vivienda antigua, como subsanar la discrepancia en cuanto a los metros de solar y también en cuanto a los metros cuadrados construidos, Alonso inicia los trámites para solicitar la hipoteca.

En ese momento se decreta el estado de alarma, y a continuación su empresa se acoge a un ERTE, por lo que el banco dice, que en esa situación tiene que esperarse a que termine el estado de alarma, para así confirmar en que situación laboral quedará tras esta situación inesperada. Todo se paraliza entonces.

Finaliza el confinamiento

Afortunadamente, tras el confinamiento, Alonso empieza de nuevo a trabajar y el 30 de junio se firman las escrituras de su nueva casa, y Verónica ha conseguido tener a sus padres cerca de a ella, para poder atenderlos como se merecen.

Necesitamos emocionarnos con historias así. Escuchar a las personas y conocer sus circunstancias, me permite acompañarlas para que encuentren lo que buscan y así dar un mayor sentido a mi profesión.

Como decía  San Agustín (354-430) Obispo y filósofo

Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.